La risa grabada, elemento definitorio de la comedia televisiva desde los años 50, se extinguió en la última década ante la evolución de los formatos y el gusto del público.
El paisaje sonoro de la comedia de situación clásica estaba definido por una presencia omnipresente y artificial: la pista de risas grabadas. Series fundamentales del género como Friends, El Príncipe de Bel-Air o Seinfeld la utilizaron como un pilar narrativo, volviéndola indisociable de la experiencia televisiva de finales del siglo XX.
Este dispositivo de audio, a veces criticado por su manipulación emocional, tuvo su origen en la televisión estadounidense de los años 50. Su objetivo inicial era emular la experiencia de un público en vivo y estandarizar las reacciones, ayudando a los espectadores a identificar dónde debían reír.
Murió Cecilia Giménez, autora de la famosa «restauración» del Ecce Homo de BorjaContrario a la creencia popular de que se trataba de un simple loop, el desarrollo de estas pistas era un proceso técnico sofisticado. Profesionales dedicados eran responsables de seleccionar, mezclar y temporizar cada carcajada o aplauso para maximizar el efecto cómico de la escena, requiriendo un complejo trabajo de postproducción.
La hegemonía de la risa pregrabada comenzó a declinar drásticamente con el cambio de milenio. La llegada de comedias grabadas con una sola cámara y una estética más cinematográfica, como The Office o Arrested Development, priorizó el silencio y la incomodidad, volviendo obsoleto el uso del público artificial.
Si bien hoy la mayoría de las producciones optan por eliminar este recurso, las pistas de risas enlatadas persisten como una reliquia histórica de la producción televisiva. Su legado cultural es innegable, marcando una era específica de la sitcom que difícilmente volverá a replicarse.
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