Informes sectoriales contrapuestos a la euforia oficial advierten que la alta deuda familiar y la competencia importada limitan el potencial de crecimiento industrial proyectado para 2026.
El optimismo expresado por funcionarios del Gobierno sobre un repunte inminente de la actividad económica choca con la cautela del sector industrial, que maneja proyecciones mucho más moderadas a mediano plazo. Mientras el ala económica celebra los primeros indicios de reactivación en áreas específicas, los datos internos de las cámaras empresariales y consultoras privadas señalan la persistencia de graves riesgos estructurales.
La principal preocupación reside en que los factores que están poniendo un techo a la expansión no son coyunturales sino estructurales, afectando la sustentabilidad de cualquier crecimiento proyectado para el próximo año. Esto incluye la agresiva apertura a la importación, que ha elevado la competencia en el mercado interno, y los índices de endeudamiento familiar.
Dólar hoy y dólar blue hoy minuto a minuto: a cuánto opera este lunes 29 de diciembreLa competencia de productos importados representa una amenaza directa para la producción nacional, particularmente en segmentos intensivos en mano de obra. Las empresas locales reportan dificultades para mantener márgenes de precios y volúmenes de producción frente a bienes foráneos, lo que ralentiza las decisiones de inversión y la creación de empleo genuino.
A este escenario se suma el impacto del endeudamiento récord de los hogares. El nivel elevado de compromisos financieros de las familias restringe drásticamente la capacidad de consumo interno, un motor esencial para la recuperación industrial. Sin una demanda doméstica vigorosa, los inventarios podrían crecer, frenando las proyecciones de una expansión sólida para 2026.
En consecuencia, el sector privado desestima la visión oficial de un «boom» de actividad, prefiriendo enfocarse en las restricciones que impiden una recuperación sólida y sostenida. Las empresas alertan que, si no se corrigen estos desequilibrios estructurales, el país no logrará capitalizar el potencial de crecimiento que prometen las proyecciones macroeconómicas.
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