La gestión de Luis Caputo enfrenta para 2026 un calendario de vencimientos de deuda local e internacional que exige una reingeniería financiera inmediata.
El equipo económico liderado por el ministro Luis Caputo comienza a delinear su hoja de ruta financiera para el año 2026, marcado por una acumulación sustancial de compromisos de deuda que superan las proyecciones iniciales del Tesoro. La concentración de vencimientos, especialmente en el tramo de moneda local, obliga a revisar la capacidad de refinanciamiento en un escenario de restricción monetaria.
Fuentes del Ministerio de Economía confirman que la mayor presión se localiza en los instrumentos emitidos en pesos ajustables por inflación (CER) y en las Letras del Tesoro de corto plazo. Si bien el objetivo es sostener una estrategia de roll over agresivo, la magnitud de los montos a refinanciar implicará una demanda constante de liquidez y una fuerte dependencia de la confianza del sector privado.
Más allá del ocio: el turismo como actividadAnalistas financieros señalan que la clave para la estabilidad residirá en la capacidad del Gobierno de mantener el superávit primario y continuar con la acumulación de reservas internacionales. Cualquier indicio de debilidad fiscal percibida por el mercado podría incrementar el riesgo país y dificultar la colocación de nuevos títulos de mediano plazo.
La gestión de esta masa de vencimientos funciona como un test decisivo para la credibilidad del programa de ajuste implementado. El éxito o fracaso en la gestión de pasivos determinará los límites de la política de reducción del déficit, ya que un esfuerzo fallido obligaría a emitir o a renegociar con términos potencialmente más onerosos para el Estado.
Los próximos meses serán cruciales para que la Secretaría de Finanzas establezca los puentes necesarios con los grandes inversores institucionales, locales y extranjeros, buscando asegurar una demanda sólida para las reaperturas y nuevas emisiones que eviten tensiones en la curva de tasas.
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