La estabilidad financiera lograda por Luis Caputo contrasta con la inédita caída de la inversión extranjera directa y el desplome de la actividad industrial.
El ministro de Economía, Luis Caputo, ha logrado consolidar una tregua cambiaria sustentada en la emisión de deuda y el respaldo político explícito de los Estados Unidos. Este manejo ha generado optimismo en los círculos financieros, que celebran el ordenamiento de las variables monetarias y la desactivación de una crisis hiperinflacionaria inmediata.
Sin embargo, esta aparente calma macroeconómica no ha logrado impactar positivamente en la economía real. Los datos recientes confirman que la actividad industrial experimenta caídas interanuales profundas, y por primera vez en décadas, el flujo de Inversión Extranjera Directa (IED) registra saldos negativos.
Dólar hoy y dólar blue hoy minuto a minuto: a cuánto opera este lunes 29 de diciembreMientras los indicadores financieros reflejan orden, los productivos exhiben un semáforo en rojo que amenaza la sostenibilidad del modelo en el mediano plazo. El establishment económico celebra las recientes reformas, como la laboral, pero exige la remoción inmediata de los controles de capitales (cepo) para liberar la plaza y garantizar el ingreso de divisas genuinas.
A esta complejidad de gestión se suma el desgaste interno del equipo económico. El titular del Palacio de Hacienda ha perdido a varios de sus alfiles técnicos claves en las últimas semanas, lo que plantea serias dudas sobre la capacidad de implementación de la «sintonía fina» necesaria para recalibrar las políticas de cara al ejercicio fiscal de 2026.
La administración enfrenta ahora el desafío de transformar la euforia de la City en crecimiento tangible, antes de que el costo social y la inacción productiva erosione la base de sustentación de la política monetaria.
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