En medio del frío de 12 grados bajo cero, soldados ucranianos buscaron consuelo espiritual en una misa de Navidad oficiada en una capilla móvil cerca del frente de Oríjiv.
Una escena de fe y resistencia se desarrolló el 25 de diciembre en una aldea de la provincia de Zaporiyia, al sur de Ucrania, donde la temperatura se ubicaba en 12 grados bajo cero. Diez soldados, cinco hombres y cinco mujeres, esperaban el inicio de una ceremonia religiosa matutina.
Los participantes son miembros activos de la 128ª Brigada de Montaña de Asalto del Ejército ucraniano, una unidad que combate directamente en el peligroso frente de Oríjiv. La necesidad de una pausa espiritual se impone a la rutina diaria de los enfrentamientos en una de las zonas más críticas del conflicto.
Estados Unidos cree que hay varias bromas poco apropiadas para niños en ‘Bluey’: allí llega censuradaLa misa no se celebró en una estructura permanente, sino dentro de una caravana aparcada, modelo Münsterland Siesta, que fue convertida en una capilla móvil. Esta adaptación logística permite al clero militar seguir a las tropas hasta los límites de la zona de operaciones.
El capellán castrense Andrii Alekséiev fue el encargado de oficiar la misa de Navidad, brindando un momento de recogimiento a la tropa desplegada. La celebración de estas fechas subraya el intento de los militares por mantener la moral bajo las condiciones extremas impuestas por la invasión rusa.
El ritual religioso, llevado a cabo a escasa distancia de la línea de fuego, reafirma la importancia de los símbolos y la identidad en la lucha por la supervivencia en el sector suroriental del país.
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