Corea del Norte exhibió un nuevo submarino estratégico de 8.700 toneladas en una clara señal de avance armamentístico hacia sus adversarios.
El líder norcoreano, Kim Jong-un, realizó una visita de inspección de alto nivel a una base de fabricación naval, supervisando directamente las operaciones en torno a un sumergible de ataque de crucial capacidad estratégica. La visita, que fue ampliamente difundida por los medios estatales de Pyongyang, subraya el enfoque persistente del régimen en la modernización acelerada de su flota militar.
La embarcación revisada por Kim posee un desplazamiento estimado de 8.700 toneladas, lo que indica un salto cualitativo en la capacidad de la dictadura para desplegar armamento de largo alcance desde plataformas subacuáticas. Este tipo de activo incrementa la amenaza de un segundo golpe y complejiza significativamente los sistemas de defensa de Corea del Sur, Japón y Estados Unidos.
Estados Unidos cree que hay varias bromas poco apropiadas para niños en ‘Bluey’: allí llega censuradaEsta demostración de fuerza se produce en un momento de intenso acercamiento militar entre Corea del Norte y la Federación Rusa. Analistas de inteligencia sugieren que la cooperación técnica entre Pyongyang y Moscú podría estar acelerando el desarrollo de armas clave, coincidiendo con la necesidad rusa de obtener municiones en el frente de batalla ucraniano.
El propósito de Kim es doble: cimentar su posición como garante de la seguridad nacional e internacionalizar la idea de que cualquier disuasión basada únicamente en la superioridad aérea o terrestre es inviable. La nueva capacidad naval busca alterar el actual equilibrio estratégico de la región del Pacífico.
La comunidad internacional interpreta esta maniobra como una escalada calculada, que busca consolidar el estatus de Corea del Norte como potencia nuclear marítima, elevando la presión geopolítica sobre la península coreana y sus aliados.
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