El mercado de subproductos oleaginosos de Argentina atraviesa una coyuntura dual en 2025. Mientras el girasol alcanza volúmenes de exportación inéditos en lo que va del siglo, la harina de soja enfrenta sus precios más bajos de los últimos 18 años, presionada por las normativas internacionales de biocombustibles.

El comercio exterior argentino de harinas vegetales presenta hoy dos caras opuestas que definen la dinámica agroindustrial del año. Por un lado, la harina de soja, principal producto de exportación del país, ha sufrido un deterioro significativo en sus cotizaciones, alcanzando valores mínimos que no se veían desde el ciclo 2007/08. Por el otro, el complejo del girasol se ha posicionado como la gran revelación de la temporada, logrando un récord de exportaciones impulsado por un volumen de ventas que compensa la debilidad de los precios internacionales.
Los nanofertilizantes mejoran la eficiencia del nitrógeno en cultivos extensivosLa crisis de valor en la harina de soja

El análisis de los datos revela un escenario complejo para la soja. Entre abril y octubre de la campaña 2024/25, Argentina exportó 18,3 millones de toneladas (Mt) de harina de soja. Si bien el volumen de embarques se mantiene un 10,5% por encima del promedio de los últimos cinco años, el ingreso de divisas ha caído drásticamente. El valor acumulado de las exportaciones en este periodo fue de US$ 5.404 millones, lo que representa una caída del 23% respecto a la campaña anterior y se ubica como el tercer registro más bajo de la última década.
El factor determinante ha sido el precio FOB promedio, que se situó en US296portonelada,igualandolosregistrosde2018/19ytocandoelpisomaˊsbajodesdelacampan~a2006/07.Latendenciabajistaseacentuoˊalolargodelan~o:elpreciodescendioˊdeUS 312/t en abril a US$ 281/t en octubre, marcando un deterioro continuo en la rentabilidad del sector.
El auge del girasol: Volumen sobre precio

En contraposición, la harina de girasol protagoniza un año histórico. Entre enero y octubre, las exportaciones alcanzaron 1,26 Mt, la cifra más alta registrada en este siglo y un 28,6% superior a lo exportado en el mismo período del año anterior. Este desempeño acompaña al aceite de girasol, que también registró su segundo volumen de exportación más alto del siglo.
Aunque los precios del girasol también han bajado —pasando de un pico de US258/ten2020/21aUS 170/t este año—, el aumento en las cantidades despachadas permitió que el valor exportado crezca un 4,2% interanual, totalizando US$ 220,2 millones. Este fenómeno demuestra que el éxito del girasol en 2025 responde a una estrategia de volumen («viento de cola» en cantidades) más que a una mejora en las cotizaciones internacionales.
Análisis de escenario: El impacto de las políticas de biocombustibles

Para comprender el desplome en los precios de las harinas, es necesario analizar el marco regulatorio internacional. Países productores líderes como Brasil y Estados Unidos han endurecido sus políticas de promoción de biocombustibles, incrementando la demanda de aceite vegetal para la producción de biodiésel.
Este escenario genera una paradoja industrial: para obtener el aceite necesario para los biocombustibles, se debe procesar (crushing) una mayor cantidad de oleaginosas. Como resultado inevitable de este proceso industrial, se genera un excedente masivo de harina (el subproducto sólido), que se vuelca al mercado exportador. Esta sobreoferta global ha presionado los precios a la baja. De hecho, en la campaña 2024/25, las exportaciones mundiales de los cinco principales proveedores saltaron un 12,3%, alcanzando los 73,4 Mt, un incremento abrupto comparado con el crecimiento promedio histórico del 1,5%.
Perspectivas y correlación de precios
El mercado enfrenta un escenario de correlación negativa entre los subproductos. Existe una relación inversa clara: mientras la demanda energética sostiene o eleva el precio del aceite, el exceso de oferta deprime el valor de la harina. En el caso argentino, los precios relativos de exportación entre harina y aceite tocaron mínimos históricos entre julio y agosto.
Hacia el futuro, el mercado dependerá de si las políticas de biocombustibles continúan incentivando un crushing acelerado en el hemisferio norte y Brasil. De mantenerse esta tendencia regulatoria, el escenario de «aceites caros y harinas baratas» podría consolidarse como la nueva normalidad, obligando a la agroindustria argentina a replantear sus expectativas de ingreso de divisas basándose más en el volumen despachado que en la recuperación de los precios internacionales.


