La película El Grinch esconde un secreto de producción: una de sus escenas más recordadas resultó ser totalmente improvisada en el set.
El Grinch, la adaptación cinematográfica de 2000 dirigida por Ron Howard y protagonizada por Jim Carrey, es un clásico moderno de las festividades que se distingue por su meticulosa ambientación y diseño. A pesar de su cuidadosa producción y su éxito de taquilla, la película contiene un elemento de espontaneidad que suele pasar desapercibido para el público masivo.
Dicha secuencia ocurre cuando el personaje principal, reacio a la celebración, recibe una invitación inesperada a un evento crucial en Villa Quién. El dilema narrativo era cómo abordar la falta de vestuario formal para la asistencia, dada la urgencia del llamado social.
Solo 6 días para el final de la serie más querida de Netflix: nos quedan 2 horas y 8 minutos de ‘Stranger Things’Es en este punto donde la interpretación de Carrey tomó el control de la escena. La decisión del Grinch de recurrir a elementos de su entorno para improvisar un atuendo elegante fue una adición directa del actor durante el rodaje, sin figurar en el guion original.
Fuentes de producción indican que la dinámica en el set con Carrey, conocido por sus métodos inmersivos y su tendencia a la improvisación, permitió este tipo de licencias creativas. Ron Howard, el director, avaló la toma al considerar que la acción espontánea elevaba el humor y caracterizaba mejor al protagonista.
El resultado fue una de las escenas más recordadas de la película, demostrando cómo una decisión artística de último momento puede cimentar la personalidad de un protagonista en una producción de alto presupuesto. La improvisación quedó inmortalizada como parte integral del canon fílmico.
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